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24 Ene 2019

Revivir la geotermia, por Celestino García de la Noceda

Nunca habría pensado que unas décadas más tarde de aquel día en que me dijeron que me hiciera cargo de los proyectos de investigación geotérmica que el IGME llevaba a cabo en aquellos momentos, me pedirían que escribiese unas líneas para un nuevo medio de comunicación sobre la actualidad geotérmica en nuestro país en el que expresase mi visión sobre esta energía en España y sus perspectivas. De haberlo sabido habría mantenido un cuaderno de trabajos en el que fuese anotando mis experiencias y aventuras. Como no mantuve esa costumbre, tengo que tratar de recordar lo que aún permanece en mis neuronas, aunque admito que cada vez esa tarea retrospectiva me resulte menos sencilla.

Aún a pesar de las dificultades que me puedan surgir en este ejercicio de “regreso al pasado” para tratar de reflexionar sobre el futuro de la geotermia, lo que es realmente cierto es el placer que a la vez me produce, al permitirme recordar buenos momentos de mi trayectoria profesional.
No cabe duda que a lo largo de los años transcurridos he podido vivir tanto momentos de gran esperanza e ilusión como momentos de decepción en los que se nos cerraban todas las puertas para el desarrollo de la geotermia.

Celestino García de la Noceda Márquez
Jefe de Proyectos. Instituto Geológico y Minero de España (IGME)
Coordinador de Investigación de Recurso. Miembro del Grupo Rector de GEOPLAT

No puedo olvidar aquel momento en que nos indicaron que se estaba elaborando el primer plan de energías renovables en el que no estaba previsto incluir la geotermia. Conseguimos que nos incluyesen en el grupo de trabajo que elaboraba el plan y recuerdo las indicaciones que nos hicieron en relación con el encargo a una consultora extranjera que se contrató para la redacción del plan: “…aunque las conclusiones del trabajo que hagan no coincidan con el análisis que nosotros tenemos, deberemos aprovechar la metodología que propongan…”. Cuando el informe de la consultora se entregó, ya no sólo no gustaban las conclusiones a quienes esto expresaban; tampoco la metodología; por eso fue rápidamente olvidado. Y es que, en ese estudio de la consultora, la geotermia era considerada como una de las energías sobre las que se debería incidir por su potencialidad y características frente a otras energías que fueron las que posteriormente se desarrollaron.

Tampoco puedo olvidar aquellos años en que varios proyectos de sondeos geotérmicos fueron aprobados para ser financiados por los programas de la entonces denominada Comisión de las Comunidades Europeas, tanto en los programas de investigación como en los de demostración. Y en esas fechas la implicación de las Autonomías no puede ser olvidada, como tampoco los resultados conseguidos con este modelo de participación.

Lo que finalmente hemos podido observar a lo largo de estas décadas son los altibajos que ha sufrido el desarrollo de la geotermia en España en cuanto a sus perspectivas a corto-medio plazo como consecuencia de diferentes factores, básicamente todos ellos ajenos a la propia geotermia.

Por esta razón, con relativa frecuencia, la situación de ciertos proyectos nos recuerda contextos similares en propuestas que se lanzaron tiempo atrás y podemos caer en el error de considerar que los hechos van a tener una secuencia muy similar, en una especie de “esto ya lo he visto con anterioridad” que nos conduce a un relativo pesimismo.

Este “deja-vu” geotérmico puede resultar muy peligroso si lo entendemos como “ya conozco como es su final” o la simple traducción literal “ya visto”. Si pensamos en lo que indica esta expresión francesa y tenemos en cuenta que corresponde a un hecho que percibimos como si ya lo hubiésemos vivido cuando en realidad es novedoso y únicamente está en nuestra imaginación de forma similar a un espejismo, puede que refleje mejor lo que ocurre con la geotermia: aunque existan similitudes, las circunstancias que rodean a los proyectos actuales y las que tuvieron lugar hace años, son manifiestamente diferentes.

De modo similar a lo que ocurre con algunos análisis bursátiles incorrectos basados únicamente en la similitud de las gráficas de evolución, pero sin tener en cuenta importantes datos de la situación de los mercados tales como los volúmenes de intercambio o el análisis técnico de los valores, podemos cometer graves errores de valoración en cuanto al pronóstico para nuestros proyectos geotérmicos.

Por eso el análisis de la situación de proyectos geotérmicos o de las perspectivas de la geotermia, debe considerar claramente todos los factores y circunstancias que afectan en cada momento al escenario que se analiza. La realidad es que la situación actual no tiene un contexto similar en ningún momento del pasado y debe ser analizado con visión novedosa y perspectivas favorables dado que las condiciones de contorno así lo indican.

No cabe duda que la geotermia somera ha superado las primeras “crisis de crecimiento” debidas a la proliferación de empresas poco experimentadas en la tecnología con escasas garantías técnicas y ha clarificado el mercado tras haber superado las etapas más críticas de las dificultades en el sector de la construcción. Se enfrenta sin embargo a otros conflictos como los derivados de las presiones de sectores próximos que pretender distorsionar los datos técnicos con manifiesto engaño a los consumidores o soluciones mágicas que parecer resolver todas las dificultades y que sólo son aplicables en circunstancias muy específicas.

La geotermia profunda también está superando los efectos del “parón de las renovables” y afronta el futuro con perspectivas halagüeñas, al menos en cuanto se refiere a las Islas Canarias, donde las fases actuales de investigación, claramente avanzadas en algunas islas, se dirigen hacia la perforación de sondeos de reconocimiento, como paso previo a los sondeos de producción o a la aplicación de tecnologías de aprovechamiento novedosas que permitan la producción de energía eléctrica en áreas con anomalías térmicas significativas en superficie. Paralelamente, en otras islas, se avanza en la investigación aplicando técnicas altamente resolutivas que permitan validar los modelos en tres dimensiones de los yacimientos. En todo caso, en todo el territorio insular, avanzando a pasos agigantados hacia las fases terminales de la investigación ya que las fases preliminares han sido claramente superadas.
En otras zonas del territorio, la geotermia profunda ofrece importantes posibilidades. Muchos de los proyectos asociados a permisos mineros que trataban de desarrollarse hace una década fueron abandonados o suspendidos a partir de la publicación del Real Decreto 1/2012. Aún falta un tiempo para retomar estos y otros proyectos de geotermia profunda tanto para usos directos como para producción de electricidad, con o sin estimulación en diferentes ámbitos del territorio nacional, pero los recursos y sus posibilidades han sido evaluados al nivel adecuado. Las ventajas de la geotermia son indiscutibles, aunque la falta de interés de algunos estamentos haya contribuido a la ausencia de proyectos de aprovechamiento en marcha.

Por ello seguimos siendo optimistas con respecto al futuro de toda la geotermia dado que, condiciones tan favorables como las actuales, no se han producido en épocas anteriores y la existencia de entidades que impulsan al sector, como es la Plataforma Tecnológica Española de la Geotermia – GEOPLAT, garantizan el desarrollo adecuado de esta energía.


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